sábado, 28 de enero de 2017

Homenaje a un gran hombre Pablo Diaz

Nunca había visto una rosa llorar hasta esa calurosa tarde de verano.

El viento viajaba en torbellinos mientras el resto del mundo se detuvo.

Una canción en latín rompio  el silencio. La voz triste y penetrante  inundo el salón y embriagó el alma llena de suspiros.

El inevitable viaje en el tiempo que nos aleja del momento. De la realidad que reuzamos  aceptar.

¿Qué se puede decir en un momento en que el sabor a sal nos enmudece? la lira se va de viajes y el corazon se marchita.

Es imposible resumir en un adiós todos los gracias que una persona se merece, todas las risas y momentos que estan grabados con dialogos y olores capaces de ser revividos en cualquier segundo con una precisión que solo el amor puede guardar.

Es imposible pedir con una lagrima que no te vallas si ya te has ido para siempre.

Se que estas mejor ahora, pero eso no me consuela, porque tu ausencia es tan lacerante que hasta sueño que aun estas.
Me consuelo con mentiras y sonrio por instantes negándome a despertar.

Pero la realidad golpea... ya te has ido. Me lo dijo un clarín con su cantar...me lo dijo esa rosa que lloraba y las cuentas del rosario que esas manos que amaste  acariciaron mojadas en llanto, junto a tu ataud.

Se que vivimos mientas sigan con vida gente que nos ama con locura y nuestras obras estén presentes... por eso Papa Pablo tu no has muerto. Solo te mudaste a nuestros corazones. Para no salir jamas.

  Te amamos y recordamos tu familia y yo...que aunque no soy tu sangre te aprendí a amar y a admirar. Que me atreví a colarme en los recuerdos de los viajes a volcan. Que pude decirte abuelo y con tu amor sentirme una mas. Esa era tu magia. Tu capacidad de amar y hacer sentir a un extraño tu familia. Siempre te recordare Papa Pablo y aunque fue poco el tiempo que compartimos para mi fue suficiente para ver en ti la gran persona que fuiste. Tronco de un fuerte arbol una gran familia de la que tengo la dicha hoy de formar parte.
Hasta siempre. Papa Pablo.