"TODO ABISMO TIENE SUS CANCIONES DE CUNA"
JULIAN HERBET
Hola, te invito a que hagamos un paseo por las últimas horas de tu vida. No te invito a repasar la mía, ya que me atreví a hacer el viaje solo y créeme que fue muy aburrido. Puede que hablemos sobre eso, solo que prefiero sea más adelante.
¿Te animas? bueno entonces continuemos.
Hablemos un poco sobre el presente, estas aquí frente a tu ordenador. Puede que me hayas encontrado por casualidad o porque simplemente querías saber que es lo que tanto me gusta escribir.
Independientemente del motivo, estas aquí porque todo lo que has hecho durante las últimas horas te condujeron a este preciso instante en el que te encontraste conmigo y te invite a pasear.
Esta bien, no pretendo ser tu voz de la conciencia, después de todo los grillos que aconsejan no dejan de ser molestos. Tampoco pretendo cambiar tu perspectiva de la vida, ya que ni siquiera te conozco y si fuera lo contrario, tampoco me interesa cambiar tu forma de ver el mundo ya que cada quien baila según el ritmo que le suena en el momento. Solo me parece interesante hacer un ejercicio contigo.
Hoy te levantaste, es evidente que no estás muerto, no me vas a engañar, aunque pueda que yo si lo esté. Esa es la magia del escritor, hablar hasta después de muerto. Pero sé que tu no lo estas, por lo menos en este momento a menos que al igual que yo seas un fantasma.
Disculpa si divago un poco, cuando la mente trabaja de forma acelerada es imposible evitar tener fugas de ideas de vez en cuando.
Continuemos. En donde quedamos, por supuesto eres inteligente, me agrada la gente inteligente y siento que ya nos vamos entendiendo. Quedamos en que te has levantado. Te levantaste feliz porque sonó la alarma, estas vivo, repuesto después de una noche hermosa y tranquila, le diste gracias a tu ser superior y corriste a la ducha para llegar temprano al trabajo que tanto amas... si eres de los raros eso fue así. Si eres de los míos, te quejaste cuando escuchaste el despertador, pusiste que sonara cinco minutos más tarde y te diste la vuelta para continuar durmiendo. Siempre me he preguntado por qué en la noche las horas son más cortas si tiene igual minutos que en el día. Te levantaste dejando con nostalgia tu cama cálida para irte a regañadientes a la ducha, desayunar e irte al trabajo que tanto odias pero que resulta ser necesario. Estamos juntos, ¿sigues allí? ¿Qué te parece gracioso? No… no te vi esta mañana, aunque sea un fantasma nunca espío. Poder traspasar paredes era algo que añoraba cuando estaba vivo pero ahora no me sirve de mucho. Si entro a la bóveda de un banco no podre agarrar el dinero y mucho menos invertirlo, si voy a casa de mi secretaria no podré ni tocarla y resulta aburrido. Además, los vivos son muy monótonos y por tanto predecibles. Estás en tu trabajo, tu escuela o en tu rutina, solo tú sabes donde fuiste o donde dejaste de ir. Pero te sentiste feliz, desempeñando actividades acorde con tu capacidad, lo que soñaste cuando niño. Tu fantástico jefe o ente superior (jerárquicamente) te trata como te mereces. Alabando y elogiando tus virtudes mientras incentiva que desarrolles al máximo tu potencial, de seguir así de seguro no demora en proponerte un ascenso y un viaje motivacional para ti y tu familia por el caribe. Pues no... No te creo.
Estas en un trabajo que odias. La remuneración nunca acorde con todas tus funciones. Siempre he pensado que por eso se llama "trabajo" y no rumba. Además si fuera algo placentero no te pagaran por hacerlo. Hasta los placeres se convierten en "trabajo" cuando se meten los intereses económicos.
¿Almorzaste? bueno eres de los menos afortunados. La hora de almuerzo puede ser bien empleada para otras cosas.
La hora de salida que parece inalcanzable, los congestionamientos vehiculares y la polución. Es bueno cuando dejas de respirar, te lo digo yo, no se respira tanta basura.
Entre otras bondades esta caminar sin ser notado. Lo disfruto, pero quedamos en que no hablaríamos sobre mí.
¿Que más hiciste?, ¿que dejaste pendiente?, ¿qué te estresa?
Pues déjame ser portador de malas noticias pero...no eres inmortal. Estas aquí sentado leyendo estas líneas de alguien que ya lo descubrió a la mala.
Morí el 22 de diciembre de 1992 a las 5:30 de la mañana. Causa de muerte, indeterminada. Como todo el mundo, en mi certificado de defunción pusieron parada cardiaca, infarto agudo del miocardio fulminante. Estoy de acuerdo con el forense, es evidente que si el corazón no se hubiera detenido aun seguiría con vida. La real interrogante es ¿por qué? por qué se detuvo el corazón a mis 41 años.
El día antes de morir me levanté como siempre cinco minutos más tarde de la hora habitual. Paradójicamente antes de 24 horas estaría muerto pero no lo sabía.
Me bañé tembloroso con agua fría para poder despertarme. Maneje a mi trabajo, al medio día en mi hora de almuerzo, hice el amor con mi secretaria, apenas alcanzó el tiempo para vestirnos y regresar a la oficina ya que me llegó un cliente importante que me hizo irme mas tarde de la hora habitual. Tal vez, el inoportuno fuiste tú, no lo sé.
Me fui a casa. En la noche salí con unos amigos a tomarme unos tragos.
Regresé a casa con una chiquilla que conocí en el bar, evidentemente era una zorra. Era muy experimentada a pesar de su corta edad, me hubiera gustado presentártela, cuando no tenía la boca llena tenía muy buenos temas de conversación y te habría hecho más divertida la hora del almuerzo. Era inteligente, pero no demasiado. Solo suficiente para hablar temas absurdos entrelazados con trazas de elocuencia. No era el tipo de mujer que me atraía, sin embargo si hubiera seguido con vida sé que la habría buscado un par de veces más.
La llevé a su casa, una casa muy bonita con un parterre de rosas. Antes de irme, robé una rosa para mi secretaria sin saber que ella sería la que le daría rosas a mi cuerpo en vías putrefacción al día siguiente.
Llegué a mi casa, caminé en medias y calzoncillo por todos lados. Si hubiera sabido que me iba a morir me hubiera vestido. Fue humillante verme tirado en el piso del baño con mi precario trasero señalando el cielo, creo que Dios pensó que era una forma de protesta y no me dejó subir, si es que alguien sube. Me he encontrado a mucha gente en mi condición caminando por las calles. Obviemos detalles, no te interesa ni mi promiscuidad ni mucho menos mi trasero. Lo que si quiero que sepas, es que todos los días de mi muerte revivo y repaso cada minuto de mi último día de vida, así como tu lo has hecho hoy.
Solo te aconsejo que vivas intensamente. Para que cuando mires atrás, sonrías…hoy puede ser tu último día…y por supuesto cuando mueras procura caer con elegancia.
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