domingo, 11 de septiembre de 2011

Mi Ventana

Miré por la ventana y me encontré con un árbol que bailaba al compás del viento y pensé, ¿por qué siendo tan grande permites que el viento te mueva a su antojo? El árbol continuó su balanceo y sin responder vi como algunos frutos danzaban hasta el suelo.
 ¿Cómo puedes permitir árbol que el viento desprenda tus hojas y tus frutos y las tire sin compasión?
 El árbol en silencio continuó su juego y sin dar importancia a mi observación permitió que nuevas hojas y frutos se desprendieran.
Continué en la ventana y vi un rayo de sol que insidia contra una pequeña florcita que ya marchita amenazaba con morir.
¿Qué pasa  triste flor?;  ¿por qué no reclamas al sol que dirija sus rayos a otra parte?
La flor sin responder continuó al instante luchando por vivir bajo el sol.
Hoy comprendo que hay situaciones que por más incómodas que parezcan son parte de la vida, que hay que sobrellevarlas, vivir con ellas, porque aunque luchemos sin cesar el viento no dejara de soplar ni el sol de brillar.
Ellos han estado que la tierra se formó, antes de que nuestros abuelos la poblaran y en realidad nosotros partiremos antes de que ellos partan.
No tiene sentido entonces luchar contra lo ineludible.
 Es mejor, solo bailar al compás del viento, cubrirnos del sol y de la lluvia.
Puede que tu viento sea una mala relación de familia, que sea tu pareja o tus padres los que te arrancan los frutos y las hojas pero debes tener presente que por cada hoja que cae al suelo nacerán muchas más y ese fruto que cayó puede servir de alimento a alguien más. Mientras  sigues creciendo y haciéndote fuerte el mundo continuará su curso sin interrumpirse o alterarse por lo que pienses o sientas.
 Puede que tu sol sea tu trabajo y tu lluvia ese hijo que no fue lo que pensabas, pero debes continuar danzando y tu raíz te sostendrá aunque los vientos sean huracanados.
 Cuando el sol amenace con calcinarte siempre llegará la lluvia que te ayudara a seguir adelante solo hay que ser fuerte y tener paciencia.
Todo esto lo aprendí con tan solo mirar por mi ventana.

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