La calle está muy transitada.
Como siempre el estrés de terminar un día de trabajo y la dificultad de llegar a la casa con todo este tráfico.
Me puse a quejarme. Siempre peleo con Dios cuando no logro comprenderlo. Reclamándole el clima, el calor agobiante y los sueldos de mierda que no alcanzan para nada.
Supe que Dios no me escuchaba. Sentí que estaba ausente desde que empecé a hablar con Él. Me molesté. Hable entonces sobre mis problemas en la casa. Pero seguía ausente. Había dejado “el chat”.
Me molesté de nuevo. Mi queja fue más enérgica. Hasta fui ofensiva.
Me pregunte que “Diablos” estaba haciendo Dios para no escucharme. Fue entonces cuando lo vi pasar junto a mí en una ambulancia. Su mirada era triste. A pocos metros había un accidente. Una colisión triple. Varios habían muerto.
Respiré profundo. Pedí perdón. Entonces si me escuchó.
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