Llega la noche y te veo llegar siento tus pasos lentos y tu respiración, esperas silencioso en una esquina mientras yo trato de ignorar que estas allí. Leo el periódico y siento tu mirada leyendo cada uno de mis pensamientos, adivinando que pienso de los titulares y mi sátira sobre la política y todas la noticias amarillistas que pudieron recolectar unos idiotas.
La noche progresa con su ritmo habitual, yo se que esperas paciente la hora en que me dirija a la cama, te siento...te siento mirarme y me da miedo porque sé que deseas atormentarme.
Siento miedo a dormir y a moverme, porque soy vulnerable a tus manos frías que sujetan mi cuello hasta asfixiarme para luego dejarme vivir y seguirme atormentando.
Son ya varias noches que llegas a visitarme y veo tu transparencia colarse en las paredes como algo inexistente que para mí es innegable y no fingido.
Cada noche de parálisis y apnea te llevas parte de mi cordura... noche tras noche y mientras poco a poco voy desapareciendo se van también mis delirios porque sé que en una de esas ocasiones vendrás como ladrón colándote entre barrotes para robarte el juicio que me queda y esta tambaleándose como una lágrima en la barbilla propensa a caer de forma inevitable.
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